Llamados a ser para hacer

En  este domingo XV del tiempo ordinario, el tema base de la celebración de la Misa es la Misión de los Doce. Así lo expresa San MArcos: "Llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos…"
En este estilo breve del evangelio de san Marcos se nos expresa claramente que el llamado de Jesús a sus doce apóstoles -la vocación- está unido directamente con la misión o tarea a realizar. El QUÉ está unido al PARA QUÉ. El "qué" de la vocación está en función del "para qué" de la misión.
Con esto quiero subrayar que todo cristiano que entienda que la razón intrínseca de su vida de creyente es el llamado de Dios en la Iglesia ha de entender también que tiene otra razón extrínseca, que es la misión.
De esta forma ponemos de relieve que ser cristiano no es una forma más de ser creyente sino que es una forma diferente de ser creyente. ¿Por qué? Porque quien cree en nuestro Dios cree también en las personas. Dicho de otra forma nuestra fe está condicionada por Dios y por las personas; nuestra fe nos relaciona con Dios y con las personas; nuestra fe nos compromete con Dios y con las personas. Dios nos llama a la vida y nos llama a la acción, porque -según el antiguo proverbio- "el obrar sigue al ser".
Nuestro ser viene de Dios que es amor y, por tanto, en ese ser Dios ha puesto un germen de amor, que nos relaciona con él y con los demás. Nos relaciona con él para ser agradecidos y corresponder a su amor, y con los demás para compartir lo que hemos recibido, ya que "el amor es autodifusivo" -dice otro principio de la teología cristiana mediaval.
Por ello, a medida que comprendemos la riqueza de nuestra vocación a la vida de hijos de Dios comprendemos nuestra vocación a la vida de hermanos con los hijos de Dios. Y en el vivir esta relación doble: vertical hacia Dios y horizonal hacia el prójimo, se realiza nuestra vida. Es la dimensión que Cristo nos ha enseñado a través de la Cruz: experiencia de amor a Dios y a la humanidad.
Pra concluir, si te sientes contento de ser cristiano, siente también la alegre  inquietud de ser hermano; si sientes la alegría de haber sido abundantemente bendecido por Dios -como nos recuerda san Pablo en la Misa de hoy (Efesios 1, 3-14)- siente también la alegría de vivir con los demás y para los demás en una relación de amor.

Acerca de Parroquia Inmaculada Concepción

Soy sacerdote católico y religioso capuchino.
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